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  • Foto del escritorJaime González Rueda

¿De quién o qué depende el éxito?

Actualizado: 18 mar 2021

de quién quiera conocerlo.




“Estaba en mi cuarto y al no poder controlar mi estrés rompí en llanto, entonces, mi hijo se acercó, me abrazó y dijo ¨ya mami¨ (…) sus palabras me marcaron”: Claudia de 26 años cuyo único hijo tiene cuatro años.


El éxito generalmente se asocia al triunfo de algo que nos hayamos propuesto, así como el obtener reconocimiento debido a nuestros méritos y es ahí donde también es relacionado con el público, la fama o la riqueza.


La noción de éxito es relativa ya que lo que para una persona puede ser un éxito, para otra puede ser apenas un consuelo ante el fracaso; y es que este puede ser en diversos ámbitos, tanto en lo profesional como el académico y ambos desde el punto de vista personal de cada individuo.


Todos conocen grandes mujeres exitosas que han dejado huella a lo largo de la historia con sus aportaciones como mujeres científicas, escritoras, cantantes, biólogas, actrices, poetas, programadoras, recientemente astronautas y una larga lista que podría continuar, finalmente como mujeres.


No obstante, poco se habla de aquellas que parten su vida en fragmentos para poder criar el futuro de la sociedad, las próximas mujeres de éxito, los próximos hombres de bien.


Actualmente las amas de casa ya no sólo se dedican al hogar y los hijos, sino que al igual que su pareja o bien, siendo el único sustento de su familia, salen trabajar y desafiando el tiempo buscan la forma de cumplir con todas sus responsabilidades.


Norma (33 años) es una mujer admirable quien además del arduo trabajo que hace para sustentar su hogar, se dedica a formar amorosamente a su hija de cuatro años quien acaba de iniciar el preescolar de forma virtual lo que lleva a su madre a fragmentar su vida un poco más, convirtiéndose en “asistente de la maestra” como ella le llama.


En una entrevista para este artículo nos explica cómo se ha abierto paso en la vida, esmerándose en conseguir todo lo que se propone, desde trabajar y estudiar para culminar su carrera como comunicóloga, hasta trabajar, ser madre, maestra y ama de casa al mismo tiempo, siendo su hija la clave de que cada día busque ser mejor persona y poder darle todo el amor y el apoyo que ella no recibió.


También comentó que a pesar de haber sufrido una separación en medio de la contingencia, no ha batallado económicamente pues toda la responsabilidad recayó sobre ella y así como su caso, existen docenas de casos particulares donde para las mujeres “rendirse” no es una opción, es una pena que las amas de casa no sean parte de la escala de valores social.


La amplitud sobre este tema es tan extenso que incluso abarca la alianza del patriarcado con el capitalismo, cuyo sistema tiene un socio oculto, la mujer que lleva a cabo los trabajos domésticos no remunerados porque realiza los trabajos indispensables para que el sistema funcione sin ningún tipo de gratificación.


La repartición del trabajo doméstico no remunerado, son estas tareas del hogar que van desde limpiar, pasa por el cuidado de los niños y llega hasta el cocinar para todos, que reinciden mayoritariamente en las mujeres, y no son tareas que lleven 10 o 20 minutos, se le dedican varias horas por día; sin embargo, es fundamental para que funcione el sistema productivo en el que vivimos. Alguien que tiene que ir a trabajar todos los días necesita todas estas tareas resueltas.


Diana es una joven de 23 años quien está por culminar sus estudios en ingeniería en innovación y desarrollo empresarial, ella actualmente trabaja y vive con su pareja.


Comentó que a pesar de que ambos aportan dinero, ella es quien debe poner una postura estricta respecto a los gastos para no batallar económicamente y en relación a los roles de las actividades en casa tuvo que darse cuenta que esas responsabilidades no le pertenecen sólo a ella, sino a ambos porque los dos ensucian y lidiar con los hábitos con los que su pareja fue criado, ha sido un reto.


Menciona que de forma estratégica ella se pone detrás de las decisiones que se toman para ejecutar todo un plan previsualizado y demanda que así se cumpla ya que su pareja puede no fijarse en los pequeños detalles, ella toma las riendas de todo eso para poder administrar tiempo, dinero y actividades del hogar.


Esto es algo que culturalmente las mujeres han llevado adelante. En la generación de nuestras madres, abuelas y bisabuelas las profesionales eran la excepción y no la regla, el resto eran amas de casa. Hoy la ama de casa de tiempo completo es algo que ha quedado fuera de la dinámica pero la sociedad las sigue tratando así.


La doctora en economía Mercedes D’Alessandro (2017) en una entrevista para Diario.es expresa que las mujeres

“Trabajamos menos horas en el mercado, especialmente las mujeres que son madres. En todas las economías vemos que cuando las mujeres empiezan a tener hijos dejan de trabajar remuneradamente y se quedan en los hogares, eso les hace dejar sus carreras profesionales, toman medias jornadas, no les ofrecen ascensos o mayores responsabilidades… Por eso, el tema central tiene que ver con la asimetría de los cuidados y con una cultura que asigna eso a las mujeres”


Por otro lado y como se ha dejado ver a lo largo de este artículo, la diversidad de contextos es enorme, como Claudia (26 años) quien es madre soltera y emprendedora, lo que significa que llega a trabajar más de un tiempo completo pues, tal como lo expresa “Santiago no me espera para comer, la renta no me espera, y son cosas que no puedes decírselas a las personas sólo sonríes, eres amable y tomas una decisión sobre decirle que le esperas o no el pago, dependiendo de cómo esté de dinero esa semana”


Explicó que constantemente trabaja sin tiempo para ella, que ha sacrificado muchas cosas como tiempo con su hijo, mencionó que su trabajo es difícil y muchas veces las personas no lo toman en serio.




Sin embargo declara que en la parte económica no le va mal pues puede cubrir sus necesidades y darse uno que otro lujo pero que no siempre ha sido así pues le ha costado constancia, ingenio, innovación, atención al cliente quienes a veces son groseros.


Claudia mencionó que la pandemia sólo la ha orillado a mejorar en lo que hace pues muchas chicas salieron a emprender, menciona que le da gusto pues “el sol brilla para todos”, declaró que ser emprendedora ha sido su mejor opción pues se ha acoplado a su vida como madre soltera permitiéndole estar con su hijo y trabajar al mismo tiempo.


Finalmente contó que tuvo que entender que debía ser una mujer exitosa por su cuenta, trabajar para ella, para rendirse cuentas así misma y sus ganancias dependieran de su empeño en el trabajo y para que su hijo no batallara tan pequeño.


Estas admirables mujeres que se encuentran a donde quiera que se voltee a ver, merecen ser reconocidas por la sociedad gracias al enorme esfuerzo que hacen día a día, merecen un espacio donde sus voces e historias sean escuchadas y tomadas en cuenta para comenzar a generar un cambio, comenzando por lo cultural.


Varias mujeres fueron entrevistadas, mujeres inspiradas por otras mujeres, principalmente madres y hermanas; cada una con historias incomparables, conmovedoras e impactantes que dejan en duda la cultura en la que hemos sido formadas docenas de generaciones.


Entre ellas se encuentra Jessica (28 años), madre de dos niñas quien a pesar de dedicarles el mayor tiempo de sus día a día, también se encarga de realizar las tareas domésticas y a eso le añade las clases de programación que imparte a estudiantes de media superior.


La mayor motivación de Jessica son sus hijas quienes la impulsan a ser mejor persona, mejor madre, mejor mujer; expresó que trata de mantener la mente abierta y libre al momento de pensar para poder darles buenos consejos y que puedan estar preparadas para lo que están por vivir cuando tengan que salir del “huacal”.


Finalmente se encuentra Rebeca (33 años) emprendedora, ama de casa y madre de una adolescente de 16 años, quien dio a conocer su definición de mujer de éxito, considerándose una de ellas, expone que son aquellas que luchan, que se pone metas y las logra, que puede organizar en forma general, capaz de desempeñar cualquier puesto, cualquier tarea, que si no sabe, lo investiga, si no puede lo aprende, si le falta, lo consigue.

Todas estas mujeres viven diferentes situaciones, es decir, entre quehaceres de la casa, cuidado de las hijas e hijos, trabajo de medio tiempo, tiempo completo o más y solteras o con pareja, existen diversas variantes donde realizan dos, tres o más roles de estos al mismo tiempo.


“[…] el problema es que esto acaba derivando en una doble jornada laboral, dentro y fuera del hogar. La economista argentina Valeria Esquivel habla de la pobreza de tiempo. Con las encuestas de uso del tiempo muestra que las mujeres más pobres dedican siete horas a los trabajos pagados y otra siete a los no pagados, es decir, 14 horas de trabajo. Realmente estas jornadas afectan al tiempo libre y de descanso y esto genera una pobreza que no tiene que ver solo con el dinero.


Muchas economistas feministas plantean el problema de la sostenibilidad de la vida, para qué se vive, el objetivo es generar ganancia o generar bienestar. Cuando una mujer quiere participar políticamente de alguna manera o comprometerse se le suma una tercera jornada laboral. Las sindicalistas suelen decirnos que no llegan a las reuniones porque tienen jornadas de ocho horas, dos horas de ida y vuelta a casa, tienen que correr a la escuela a por los chicos… Los varones tienden mucho a hacer networking y en esos ámbitos las mujeres o llegan tarde o nunca llegan.” (Mercedes D’Alessandro 2017)


No obstante existe algo que sí comparten, son mujeres desfavorecidas por un sistema económico que no reconoce ni remunera el valor de su trabajo, pese a ello, cada día continúan su labores con arduo trabajo que las vuelve mujeres admirables.


Ellas, que pueden dividir su persona, su vida y tiempo, que pueden “estirar” el dinero, que poseen el 50 o 100% de responsabilidad sobre sus hijas e hijos en todos los ámbitos. Que trabajan, estudian, son madres, amas de casa y parejas, merecen recibir todo el mérito que conlleva las grandes responsabilidades que les han atribuido.


Que poco se les reconozca porque hemos asumido que deberían trabajar como si no tuvieran hijos y deberían ser madres como si no tuvieran trabajo, no quita que sean grandes mujeres de éxito, probablemente en el futuro alguna se convierta en la madre de la primera presidenta de México, o bien, ella misma lo sea y así todo esto… comience a cambiar.

Si no se visibiliza y cuantifica un problema, tampoco aparece como algo a solucionar. Los cuidados quedan fuera de lo que la economía toma como propio.Mercedes D’Alessandro 2017.

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