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  • Marco Moreno Vélez

EL ENCANTO DE LO INCLASIFICABLE: Recomendación Musical



Los ves y piensas que es una representación retro… pero no. Los escuchas y crees que es una banda revival… y tampoco. La mejor opción es no tratar de definirlos y limitarse a disfrutarlos: Kitty Daisy & Lewis son una de esas rarezas que necesitas escuchar más de una vez para captar su riqueza musical. Por ejemplo, en mayo de este año, con la finalidad de recaudar fondos para The Trussell Trust y UK Food Banks, presentaron desde su jardín, con un par de guitarras y una percusión más que rudimentaria, una versión acústica de “I´m Coming Home” del álbum “Smoking In Heaven” de 2011. Ahí te das cuenta de lo fascinante que resulta ver a tres hermanos de rasgos agitanados, dos compartiendo un singular diastema, y con un aire post Segunda Guerra Mundial, interpretar una canción con voz de “Leadbelly” o Jimmy Reed a cargo de Lewis, y los coros estilo The Chordettes, acargo de Kitty y Daisy. “I´m Coming Home” te puede transportar al delta del Mississippi o a los mismísimos campos de algodón. Esa esencia tan norteamericana te haría pensar que estos músicos están regresando a sus raíces musicales, pero… otra vez, no.


Resulta que son británicos, resulta que son actuales y resulta también, que es música fresca. A veces, al separarse de fórmulas comercialmente eficaces, se corre el peligro de caer en una pretensión que finalmente también es calculada; con los hermanos Durham no es el caso. Se nota que han desarrollado ese estilo de una manera por demás natural. ¿Mencioné que sus padres también tocan con ellos en sus presentaciones en vivo? ¿Que su padre es un guitarrista que, además, era ingeniero de sonido y su madre era bajista de la banda punk The Raincoats? Pues esas circunstancias únicas dan como resultado una banda con personalidad propia. Tres hermanos multi instrumentistas que armaron su propio estudio de grabación con equipo análogo, que llevan activos desde el 2000, cuando aún eran adolescentes, y que mezclan géneros que van desde el Rock and Roll, el blues o el ska, hasta influencias hindús.


Volviendo a sus canciones, “Baby Bye Bye” (2014) es una melodía optimista que contrasta con la ruptura amorosa que presenta su letra, aderezado con un video de humor negro, no muy apto para estos tiempos de corrección política extrema. Es altamente recomendable revisar el video de “Say You´ll Be Mine” que circula en Youtube, porque ahí presentan su estilo como banda e individual. Kitty en la armónica, con un sonido a la Little Walter, completamente atenta al desarrollo de la canción e interactuando con Lewis, que parece fundirse con su guitarra de tapa arqueada y caer en un trance interpretativo. Graeme Durham, el padre, sentado atrás, tocando la guitarra rítmica, complacido de ver a su familia llegar a esos niveles musicales, e Ingrid Weiss, la madre, en el contrabajo y sirviendo como amalgama (como todas las madres), dando cohesión a la familia. Mención aparte Daisy Durham, tocando la batería mientras se mueve con un ritmo frenético pero elegante y extrañamente sexy, el cual se ha convertido en su sello personal, evidenciando que está disfrutando cada compás. En fin, ocho minutos y seis segundos de autenticidad, rompiendo con la creencia tan arraigada de que la música actual no tiene nada que ofrecer.


Con las circunstancias tecnológicas de hoy en día podemos, en el momento que queramos, acceder a la música de estos hermanos ingleses para darnos cuenta que etiquetarlos en un género es una tarea difícil y hasta ociosa. Ellos en sí son producto de estos tiempos en los que se borran fronteras y se accede a cualquier época desde la pantalla de nuestros dispositivos. También se puede comprobar que, a pesar de la influencia tan amplia que tienen las redes, aún quedan quienes eligen hacer uso de su libertad y permanecer fieles a su propia visión artística, con todo el trabajo que eso implica.


En resumen, Kitty, Daisy & Lewis son una banda que vale la pena tener en el radar, tres (o a veces cinco) músicos consumados que saben lo que hacen, los cuales cuentan con una trayectoria notable, que han abierto conciertos de Coldplay, Razorlight, Stereophonics y Richard Hawley, entre otros, y reconocidos por leyendas como Jools Holland o Daryl Hall. Así es que la recomendación es sencilla: dense un tiempo, escuchen “Black Van”, “Just One Kiss”, o busquen el albúm “Superscope” (2017) y juzguen ustedes mismos. Hasta la próxima.




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