La depresión no se cura solo con un “echale ganas” no es “sólo cuestión de actitud” ni mucho menos es un “ya pasará”. 15 de cada 100 mexicanos luchan contra este trastorno, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa, falta de autoestima, pérdida o aumento del apetito, alteraciones del sueño, sensación de cansancio o falta de concentración. Quizás al leer esto, recuerdes a un amigo, familiar o incluso sientes que te describe a ti, sin embargo, la depresión no solo se representa en personas que se ven grises, a veces puede estar presente en aquella persona bromista y que se ve radiantemente feliz.
La depresión puede afectar a niños, jóvenes y adultos, por lo tanto, de manera mundial se encendió el foco rojo para la concientización de este trastorno que altera la vida social, profesional, económica, sexual y emocional. Es la principal causa de suicidio; cada hora y media una persona se quita la vida por este trastorno según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Se estima que uno de cada cinco mexicanos sufrirá depresión antes de los 75 años (género y salud en cifra, 2017) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que para el 2030 el principal motivo de muerte en el mundo serán los trastornos mentales. Es por ello, que la OMS estableció el 13 de enero como el día de la lucha contra la depresión.
Es una enfermedad llena de estigmas que en ocasiones se suele confundir con el estar triste, pero en realidad se tiene una explicación científica. Al ser una enfermedad mental relacionada con el estado de ánimo también existe un desbalance químico en el cerebro, la falta de producción de dopamina (encargada del placer), serotonina (encargada del sueño, deseos, memoria, apetito y función sexual) y ausencia del neurotransmisor noradrenalina, que al tener un bajo nivel de esté se puede sentir cansancio, fatiga o mal humor. La depresión puede derivarse por factores hereditarios, el resultado de efecto secundario al tomar algunos medicamentos o por cambios hormonales.
La pandemia causada por el COVID-19 ha provocado que los índices de depresión aumenten debido a que se ha limitado el contacto social y afectivo que el ser humano necesita. Si quieres ayudar a un amigo, familiar o a ti mismo, busca siempre ayuda de un profesional, pues se recomienda primero hacer una evaluación, estar acompañado de psicoterapia y, si es necesario, medicación. Y recuerda, no estás solo.
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