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  • René Morales Reta

PASARELA DE CUBREBOCAS.


Esta pandemia ha tenido repercusiones muy serias en diversas industrias; en términos económicos la de la moda y el diseño es tal vez una de las más afectadas. Pepe Diep, afamado diseñador potosino califica de “trágica y triste” la situación actual de esta industria, donde el cierre de negocios ha sido una constante, sin embargo frente a la adversidad la adaptación es un menester. “Esta dificultad me alentó a pensar ¿Qué podemos hacer? Fue complicado puesto que las bolsas y la ropa no eran un artículo de primera necesidad, pero un cubrebocas sí, entonces empezamos a aterrizar la idea de los cubrebocas lavables; cubrebocas con diseño”.


La pandemia trajo grandes cambios a nuestra vida cotidiana, una de los más significativos fueron las medidas de prevención que eran sugeridas y exigidas en distintos países, así fue como los cubrebocas, que pertenecían al mundo médico, se dispararon como artículos indispensables para el resto del año. Pero, ¿existe un antes y un después en la historia del uso y consumo del cubrebocas? Es claro que no es un descubrimiento del siglo XXI e históricamente su uso está asociado siempre con enfermedades, pestes y pandemias.


Para conocer un poco del nacimiento del mismo tendremos que remontarnos a finales de los años 1800 cuando el doctor chino Wu Lien Teh, comienza darse cuenta que la epidemia de Manchuria tenía un efecto pulmonar y advertía a sus colegas de tener una “protección”. Comenzaron los primeros prototipos de un cubrebocas, algunos se vendaban la cara totalmente, otros usaban pañuelos y algunos más solo su mano para cubrir su boca. El doctor Wu trató de desarrollar un sistema de arnés que sujetara la mascarilla para los trabajadores que estaban más expuestos a los enfermos. Parte de esta epidemia fue documentada en fotografías y es parte inicial de la imagen que tenemos de las pandemias, epidemias y pestes.


Pero los orígenes del cubrebocas podrían ir aún más lejos en el tiempo. En la Edad Media encontramos otros antecedentes, cuando los doctores europeos que atendían la peste bubónica empezaron a usar máscaras protectoras. Posteriormente algunos médicos de la peste utilizaban un atuendo conocido como Al doctore della Peste (El doctor de la peste), inventado en 1630 por Charles de Lorme. El traje consistía en una tela gruesa que cubría el cuerpo, y la popularizada máscara con lentes de vidrio y una nariz con forma de pico que le daba un aspecto surreal, la cual era rellenada con sustancias aromáticas que podían incluir mirra, hojas de menta, pétalos de rosa, entre otras, a fin de proteger al médico del “mal aire”.


Hoy el cubrebocas se concibe más allá de los límites de lo sanitario. Pepe Diep afirma que el cubrebocas, además de una medida de protección, se ha vuelto un accesorio: “esperemos sea algo que pase pronto, pero efectivamente ya es un accesorio; cuando a otra persona le gusta tu cubrebocas, es equivalente a que a alguien le guste tu bolso, tu pulsera. Una novia bien podría pedir su cubrebocas con la misma tela que su vestido”.


Diep considera que la transición del cubrebocas como un accesorio viene desde hace tiempo, aunque fue popularizado en esta pandemia, para él, su utilización tenía más que ver con el cubrebocas lavable, con una invitación a no volverse dependiente de consumir los cubrebocas desechables y no contaminar con ellos; ser responsables a nivel ecológico.


Si somos curiosos de la historia, notaremos que es impresionante la evolución de un objeto que hoy en día genera un sentimiento de seguridad, pero también de angustia e impotencia, además de una incomodidad que se ha vuelto indispensable en el día a día. Quizás hoy somos más empáticos con el personal médico y su valiente participación en una infección global, podemos a veces ver fotografías de los rostros marcados por los elásticos del cubrebocas, por la presión de gafas de seguridad y máscaras, es cuestión de portar más de 2 o 3 horas un cubrebocas para sentir como el ritmo de respiración es diferente, portarlo con climas cálidos es incluso sofocante y es una realidad que la parte médica seguirá viviendo y experimentando.


Parte de la historia del mismo cubrebocas es un ejemplo de la innovación constante. Hoy conocemos y vemos diariamente miles de estilos de facemask, desde los famosos KN95 hasta cubrebocas hechos de todo tipo de telas y estampados, es notable que esta pandemia empujó a la creatividad. Pero, ¿existe un protocolo a seguir para la creación de cubrebocas de diseño?.


Diep nos habla del proceso que sigue en su casa de diseño a fin de mantener los estándares de calidad. “Primero que nada, una vez que llegan las telas reciben un tratamiento de desinfección, esto para prevenir contagios entre los trabajadores de nuestro taller, después pasan a corte y al departamento de diseño, posteriormente, antes de empaquetar volvemos a desinfectar; nuestros clientes pueden tener la certeza de que el producto que vendemos está libre de virus y bacterias”.


La moda del cubrebocas con diseño o textura es como el virus, proveniente de la cultura oriental donde muchos jóvenes incitaron la tendencia del uso de cubrebocas por fines estéticos ajenos a lo que se estaba por vivir. Pareciera que hoy en día usar los cubrebocas convencionales de colores blancos o azules ha quedado en el pasado.


Para Pepe Diep el poner colores y texturas a un cubrebocas es importante, ya que cada individuo tiene una personalidad y un estilo diferente, “evidentemente buscan que cubrebocas los representa más; vuelve menos aburrida la pandemia y le dota de un toque de estilo, todos esperamos dejar de usarlo, pero por el momento tenemos esta alternativa”.

Si bien su uso y fabricación continuará, la llegada del diseño al cubrebocas arrasa fuertemente al mercado y pone a opción distintos modelos que van desde el color, texturas, comodidad, figuras y formas. Esta competencia es reñida y deja varias interrogantes.


El diseñador potosino coincide en que el hecho de que un cubrebocas tenga un diseño visualmente agradable incita al uso del mismo de manera consciente. “Además de que te agrada buscas no usar los desechables y tratas de usar alguno que te represente, si usas un cubrebocas brillante puedes imaginar que es una persona alegre, pero si usas un color sólido puede ser alguien serio, puede no ser exactamente de esta manera, pero es un punto que puedes aportar a tu vestimenta y a la vez cumplir con la norma”.


A nivel personal, Diep habla de un antes y un después de la pandemia; “Esto me ha hecho revalorizar el cómo tratamos al ambiente. Buscaremos hacer menos piezas, pero más efectivas para no contaminar”.


Será importante analizar cómo desciende el uso del cubrebocas a través de una recuperación social que sucederá gradualmente, pero ha dejado grandes lecciones respecto a cómo seguir una regla y la empatía que se debe tener respecto a su uso, también deja precedente de una posible moda que no pare y siga fomentando su uso, será cuestión de tiempo para analizarlo. Por lo tanto, solo queda prevenirnos con su uso ya sea un cubrebocas médico o con un diseño diferente, pero usarlo para cuidarnos el uno al otro.


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