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  • Camila Fernanda Aguilar Ramírez

PINTANDO RECUERDOS - ENTREVISTA A: Manuel Solano Lozano


Manuel Solano Lozano es un artista con una década de experiencia, egresado de la Escuela Esmeralda (Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado) en la Ciudad de México. En el 2014 Manuel perdió la vista, sin embargo, eso no lo detuvo para crear arte colorido de retratos, cultura pop, recuerdos e ideales. Sus obras se encuentran en múltiples exhibiciones en museos en Estados Unidos, México, Alemania, China e Inglaterra, su arte ha recorrido el mundo.


¿Cómo describirías el antes y después en el estilo de tus pinturas?


Al no poder ver pierdo mucho el control del resultado visual de la pintura, los temas, si bien ahora -después de la ceguera- son más variados, siempre han sido autorreferenciales o autobiográficos, mi trabajo siempre ha hablado de mí, ya sea algo que yo vea reflejado de mi persona en otras cosas o memorias de mi vida. Entonces, digamos que la apariencia de mi trabajo ha cambiado mucho, pero la sustancia es básicamente la misma.


¿Cómo ha cambiado la percepción que tenías del arte a partir del 2014?


Desde antes del 2014 yo ya tenía la impresión de que tal vez el arte me interesa en lo que me ataña a mí, en lo que me ayuda a expresarme, en mi identidad, mi personalidad, pero no mucho más allá. Después del 2014, me di cuenta que, si iba a seguir haciendo arte tendría que tomar el estandarte de mi propia identidad con mucha más convicción. Posterior a ese año, más que nunca, el arte se trata de mí y eso es lo más importante, es lo que siempre tengo presente acerca del arte.


Diría que el arte es un poco como un juego para mí, tiene que serlo por lo menos en algún sentido; mis piezas siempre tienen que tener un lado juguetón y chistoso. Mi sentido del humor se reafirmó mucho más después del 2014


¿Consideraste dejar la pintura en algún momento?


Sí lo consideré, pero no mucho tiempo. Cuando recién perdí la vista pensé que iba a tener que dejar de ser artista, que iba a tener que aprender a hacer otra cosa. Pero la verdad es que, viéndolo en retrospectiva, fue un instante nada más que consideré eso, llegué a la conclusión que no, no puedo hacer otra cosa.


¿Cómo es el proceso para hacer un nuevo cuadro? ¿ha cambiado?


El proceso empieza con una idea, por lo general empieza cuando algo me resulta chistoso, que me parece un poco una broma o por lo menos obsesivo. Muchas de mis piezas favoritas empezaron como bromas, o sea cómo “estaría super chistoso hacer una pintura de esto” y le empiezo a encontrar el gusto y el significado. Empiezo a darme cuenta por qué me interesa esa idea.


Desde esa etapa del proceso, empiezo a contarle a la gente, a mis amigos y a mi equipo de trabajo; uno de ellos es mi ex novio y amigo muy cercano desde hace más de una década y también comparto mucho con mi hermano. Comparto mucho mis ideas y empiezo a hablar y hablar obsesivamente de algo. Después, empieza ya el proceso más técnico, en donde mis asistentes empiezan a hacer un boceto a lápiz y después me lo hagan tocar con los dedos, así como siguiendo las líneas: “mira, aquí está la silueta de la persona, esto es el fondo y esto es un árbol que se ve en el fondo”, si hay algo que cambiar les digo y empieza un proceso, un intercambio de retroalimentación y la verdad es que desde antes de la ceguera yo ya tenía mucho ese impulso de compartir mis ideas y escuchar lo que la gente cercana a mi tenía que decir al respecto.


El proceso ha cambiado, ahora tengo diferentes técnicas, hoy en día para pintar usamos elementos táctiles sobre el lienzo, clavos, limpiapipas, hilos, demás cosas que yo pueda tocar para guiarme en la pintura, eso no lo hacía antes de la ceguera, pero el inicio es el mismo: explorar mis ideas y ayudarme un poco de la retroalimentación de mis amigos.


Sé que has estado en diferentes países, pero ¿Qué te ofrece Berlín como creador de arte que otros lugares no?


Primero que nada, la razón por la que pensé en venir a Berlín es porque aquí está la galería donde trabajo y podía mudarme, tenía la posibilidad de conseguir una visa de trabajo. Además, es una ciudad que apoya mucho el arte en general y hay seguridad social. Recientemente fui aceptado en el sindicato de artistas Künstlersozialkasse (fondo social del artista) y eso me da acceso a seguro social, fondo para retiro, incluso seguro de desempleo que, en México, para nada tenemos los artistas.


En lo personal, Berlín me ha dado espacio, para poder alejarme un poco del lugar en donde crecí, necesitaba alejarme de las memorias, tomar distancia de todo lo que me ha pasado, la pérdida de la vista, la enfermedad y darle un respiro a mi familia.


¿Considerarías regresar a México a abrir una galería y continuar creando arte?


A estas alturas del partido no tengo planes de regresar a México, mi plan está establecido en Berlín y es quedarme aquí mientras pueda. No cancelo completamente la posibilidad de volver a vivir en México, pero por ahora estoy bien aquí.


¿Qué quieres reflejar con tu arte?


Quien soy yo. Y quiero poner mi identidad en mi arte.


¿Crees que el espectador se ve reflejado en alguna de tus obras?


Sí, me gustaría creer que sí. Para eso lo hago, para que el espectador reconozca algo de sí mismo en la obra y en eso me reconozca a mí. En ese reconocimiento está el conocer a alguien.


¿Cuál consideras que es tu logro más importante?


El descubrir la esencia de mi trabajo, el saber siempre en mi obra de qué estoy hablando, porque me interesa lo que pinto y mis ideas. Es lo que me ha impulsado a seguir pintando, desde la ceguera y todos los retos que he tenido.

Lo que me impulsa es la certeza de saber que sé de qué trata mi trabajo y saber de qué trata mejor que nadie.


¿Consideras que tu trabajo ha influido en la inclusión de otras personas invidentes?


Yo mismo he sido muy irresponsable con la accesibilidad de mi trabajo, no conozco a otros artistas invidentes, he escuchado de ellos, pero no conozco personalmente a nadie.


Sí he tratado de traer un poco de inclusividad o accesibilidad al mundo del arte, al menos en mis exposiciones. Cuando he expuesto en museos de Estados Unidos, que tienen los recursos para hacer audioguías, he sugerido que cada artista grabe una descripción de sus piezas, pues es un gesto pequeñito para la inclusión de otras personas invidentes.


Me gustaría creer que a futuro, si mi carrera lo permite, trabaje con más recursos y que las instituciones destinen cada vez más medios a realmente hacer algo inclusivo. Si hago una pintura, también mandar a hacer un bajo relieve para que alguien invidente lo pueda tocar.


Has mencionado que pintas de recuerdos, ¿Cómo mantienes tan vívidos tus recuerdos o alimentas tu mente para poder pintar un cuadro?


Con la retroalimentación y hablando con la gente cercana. También ayuda que tengo muy buena memoria para los detalles, tengo una memoria muy visual. Recuerdo muchas cosas con muchísimo detalle, pero por lo general dependo de otras personas cercanas a mí me refresquen la memoria, que me describan cosas nuevas; siempre que necesito que alguien me describa algo que nunca he visto, por lo general recurro a mi ex novio o a mi hermano. Tengo como mis personas cuyo gusto más o menos conozco y que también me conocen a mí.


¿Se puede cambiar la percepción de la pintura como arte visual?


Supongo que sí. Por ejemplo, sé que hay otros artistas invidentes que producen pinturas que, además de ser visuales, son táctiles, tienen diferentes texturas y colores; en ese sentido, eso vuelve la pintura no solamente un objeto visual para quienes pueden ver, sino una experiencia táctil para alguien que no puede ver. Por mi parte, el simple hecho de poder ejercer la pintura sin poder verla, ya dice algo. Sé que mis pinturas a lo mejor no son perceptibles para una persona invidente, pero tengo, por lo menos, la mitad del proceso de hacerlas desde la ceguera.


Nunca me ha interesado mucho hacer pintura táctil, cuando recién perdí la vista, se me sugirió que, en lugar de pinturas, hiciera collages de texturas, en ese entonces no me atrajo la idea, la verdad es que se me hizo como la conclusión obvia. Encontré la forma de producir pinturas visualmente atractivas sin tener que verlas y de ahí me agarré.


Todo pintor consume arte, ¿Cómo consumes actualmente el arte?


La verdad es que nunca me ha gustado mucho el arte, hay arte que me gusta mucho, pero nunca fue uno de mis intereses. Siempre me ha gustado pintar y expresarme a través del arte, pero nunca fue de las cosas que más me interesan en el mundo.


Algo noté, y esto es desde antes de la ceguera, a la hora de viajar por primera vez a Berlín en 2012 y todavía podía ver. Llegué con mis amigos con los que me estaba hospedando en ese entonces, los dos están en el mundo del arte y yo llegué a Berlín sin realmente tener un plan de qué iba a hacer ahí, fue una decisión precipitada el pasar por aquí. Cuando llegué, mi amiga me preguntó qué planes tenía y le dije que no tenía planes, que era la primera vez que visitaba Alemania y quería conocer. “Ah, pues mira, te recomiendo esta exposición, está muy buena, y esta otra exposición en tal galería, y te puedo presentar a este artista y a este curador y ve a este museo…”, a la hora de pensar en viajar a una ciudad que no conocía, jamás se me cruzó por la cabeza hacer nada que tuviera que ver con arte, sino más bien, dónde está la fiesta.


El arte realmente no me interesa tanto, y viendo en retrospectiva, tiene más de una década que empecé a estudiar arte, incluso cuando estaba yo en la escuela de arte, tomaba sólo lo necesario, nunca lo tomé muy en serio, no me entra mucho el arte.


Hay muchos artistas que ven una pintura y te pueden nombrar 15 otros artistas parecidos y que activamente van a exposiciones, yo no soy para nada esa persona. Consumo el arte lo menos posible.


¿Cómo sabes cuándo un cuadro está terminado?


No lo sé realmente. Sé que yo siendo el autor de la obra, y siendo la única persona que no lo puede ver, implica que realmente nunca voy a saber a ciencia cierta si está terminado como a mí me gustaría si lo estuviera viendo. Llega un punto en el que tengo que estar satisfecho con la retroalimentación que recibo.


Por ejemplo, si es un retrato de alguien y la gente que lo ve reconoce a esa persona, es una palomita. Por lo general, hay algún detalle que me interesa en particular, pero, sobre todo, el gesto que hace esa persona; si la gente ve cual es la expresión que hace cuando se logra ese detalle, puedo decir que la pieza está terminada. Más que terminar la pieza, es un ejercicio constante de dejar ir, de hacer las paces con la pieza.

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