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  • Deborah C. Chavarría Dueñas

SAXOFÓN, CAMISAS DE SEDA Y TRAPHOUSEJAZZ



Es común escuchar a la gente decir que los géneros musicales deberían ser puros, que la mezcla entre géneros que parecen “no encajar” está arruinando el legado de los grandes artistas; ver la música desde una perspectiva separatista y purista, pensando que lo que dota a la melodía de sentido es su pertenencia a un género musical en específico o el cuánto se apegue a los cánones del mismo, es una perspectiva no sólo arcaica sino errónea. El mundo de la música ha evolucionado a la par del ser humano desde que este descubrió lo que era hacer música, y la revolución tecnológica y de comunicación de las últimas décadas ha impactado también en este, tan importante, aspecto de la vida del hombre.


La música que se decide consumir y resulta agradable al oído de cada individuo define una parte de su personalidad, de su esencia; por eso mismo, el consumo constante de artistas y piezas musicales nuevas es de vital importancia para aquellos que buscan ampliar sus bibliotecas musicales y, con ello, contribuir a su construcción del “Yo” desde el arte que consumen; en la década de los 2010’s, la presencia de las plataformas de streaming (de música específicamente), que ofrecen “mixes diarios” y “descubrimientos semanales” ha impulsado a la industria de la música bajo la promesa de que el algoritmo hará llegar a los artistas a nuestros oídos y sus discografías enteras estarán al alcance de un click, además del atractivo fruto de sentir que la música dentro de los mixes creados específicamente para nosotros es una joya bajo el agua que sacamos en medio de una búsqueda del tesoro.


Los artistas nuevos tienen la oportunidad de subir sus sencillos o discos y promocionarlos ellos mismos; el mundo de la música independiente encontró, en plataformas como YouTube, Sound Cloud, Band Camp y Spotify, la oportunidad de abrir sus micrófonos, subir el volumen a sus amplificadores y tocar para el mundo, hambriento de talento nuevo.


En este sentido, Masego, catalogado como un “camaleón musical”, es uno de los artistas más prometedores de los últimos años. Este muchacho creció entre instrumentos y voces e hizo de la melodía parte de su ser. Es un músico muy versátil: toca el piano, la guitarra, la caja de ritmos, el bajo y, su sello característico, el saxofón.


Las canciones de Masego (Micah Davis), desde sus inicios, han sido una declaración en contra de la idea de los géneros puros. Él es la contradicción a la frase “el jazz es sólo jazz, lo demás es otra cosa”. Cataloga su música dentro del término “TrapHouseJazz” y comúnmente se le incluye en la categoría de Rythm & Blues. Mezcla elementos de los géneros en los que basa su género propio, ritmos de trap, melodías de blues, el sonido del saxofón en contraste con el bajo y su voz aterciopelada. La mezcla de estos géneros musicales y la creatividad musical de Micah Davis (Masego) hacen que sus canciones desafíen totalmente los esquemas de lo que debería ser el jazz, lo que debería ser el House, el blues, el trap y el R&B.


Suele colaborar con artistas dentro de los géneros en los que se desenvuelve y desempeña de maravilla. Cuando los otros artistas tienen a Masego en sus canciones, este las hace suyas y, de cierta manera, suenan a él. Este “hombre/contradicción” juega el papel de unificador de mundos que se creían totalmente incompatibles.


El estilo musical de Masego, por tanto, es difícil de definir; sus álbumes, sencillos y colaboraciones lo muestran desde distintos ángulos, como hombre, como músico y como artista. El crecer rodeado de música y hacerla parte de sí, llevó a Micah Davis a formar parte de una revolución musical necesaria para un mundo en constante cambio; sus últimos álbumes y sencillos son la prueba de la versatilidad y compromiso que tiene Masego con el arte. Se regala al público con cada pieza y, al ritmo del saxofón, con una camisa de seda y esa aura de lujo y sofisticación, da al mundo melodías tan características como la de “Tadow”.


El cosquilleo en la espalda con cada nota del saxofón y cada beat o coro sirven de prueba de que la música de este joven artista va mucho más allá de ser un distractor o pasatiempo. Escuchar a Masego desde sus inicios en la música es un placer. Verlo evolucionar constantemente es un privilegio que, ahora, es posible para todos tener. Comenzar a escuchar a Masego, ya sea en su época de “The Pink Polo EP”, “Navajo” o su más reciente sencillo “Studying Abroad” es una experiencia de placer absoluto; este muchacho jamaicano-americano es, por sí solo, una experiencia musical sin precedentes.


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